El Muxe – La identidad del tercer género en siglo XXI

En Juchitán, una ciudad en el estado de Oaxaca donde viven los zapotecas, ser muxe no ha sido sinónimo de marginación, sino que ha sido tan natural como ser hombre o mujer. Los textos académicos y los artículos periodísticos definen a esta comunidad como “hombres que presentan características femeninas”, “travestis”, “mujeres transgéneros o transexuales” o como un “tercer género” (Cruz, 2017). A causa de su historias tan peculiar, los zapotecas aceptan a estos hombres que se identifican como mujeres sin el prejuicio. Este ensayo se trata de la compleja identidad de los muxes y la pone en el gran contexto de la sociedad mexicana y los avances alcanzados por los movimientos LGBT en los últimos años.

En la sociedad zapoteca, los muxes se han considerado parte de un tercer sexo desde la época precolombina. Su estatus social no es peor que los hombres y mujeres porque el núcleo de la cultura zapoteca era la unidad familiar organizada en el matriarcado. Mientras que los hombres solían cazar, cultivar la tierra, o realizar otras tareas que requerían actividad física, las mujeres solían tomar las decisiones económicas y familiares. En otras palabras, la sociedad zapoteca tradicionalmente reconoce el estatus social de las mujeres y también de los muxes, que realizaban las tareas importantes como las mujeres. En consecuencia, el muxe todavía es considerado por su madre como “el mejor de sus hijos” en muchas familias zapotecas porque desempeñan funciones familiares importantes como cocinar, limpiar la casa, y cuidar a los niños y ancianos (Miano Borruso, 2001).

El muxe como un fenómeno cultural apoya la idea de que la identidad de género es una construcción social en vez de un elemento biológico como nos presenta el artículo por Emmanuela Varoucha (Varoucha, 2014). Los muxes, nacieron como niños pero voluntariamente exhiben los comportamientos que se consideran femeninos o no expresan las características asociadas con los niños como la agresividad. Por ejemplo, un niño que juega con la muñeca de su hermana puede convencer a su madre que es muxe por un “destino social” y debe estimularlo con “una serie de comportamientos atribuidos socialmente a las niñas” (Miano Borruso, 2001).

Es decir, el muxe es el tercer género que vive su vida en la manera deseada y contribuye a su comunidad como otras mujeres. Pero quizás no tenga tanta libertad como imaginaríamos. No podemos excesivamente comparar a la comunidad del muxe con la comunidad LGBTQ en el mundo occidental. No decimos que los muxes son “los queers zapotecas” porque los muxes y los queers (por ejemplo, los en los EE. UU.) asumen papeles diferentes en sus respectivas comunidades. Aunque ambos nacieron como hombres y sienten atracción por otros hombres, los homosexuales pueden asumir cualesquier roles que desean en la sociedad donde no existe la división de trabajo entre los hombres y mujeres, mientras que la mayoría de los muxes asumen labores femeninas en la sociedad donde las mujeres se han quedado en casa incrementalmente. A pesar de ser el tercer género, los muxes viven en la sociedad en que los estereotipos de género son rígidos y binarios. Además, según la discusión sobre lo que la madre tiene que hacer para que su niño descubra su identidad secreta, podemos observar que es un proceso más o menos cultivado. Esto es semejante al debate entre la naturaleza y la crianza: mientras que la mayoría de los queers normales descubre naturalmente que son queers, la mayoría de los muxes se da cuenta de su identidad debido a la estimulación y la crianza de sus padres. Por estas dos razones, los muxes son diferentes que los queers que imaginamos en la sociedad occidental. 

Esto es lo que la erudita Marinella Miano Borruso argumentó en su ensayo titulado “Género y Homosexualidad entre los Zapotecos del Istmo de Tehuantepec: El Caso de los Muxe.” El autor declara que “de ninguna manera la sociedad zapoteca es el ‘paraíso de las locas’” porque los muxes como un modelo cultural tradicional “representa un prototipo rígido para regularizar, social y culturalmente, las prácticas sexuales” (Miano Borruso, 2010). De las más importantes es la división de trabajo. En la esfera social, los muxes son responsables por las tareas domésticas como otras mujeres. En la esfera económica, los muxes pueden ser las cocineras, bordadoras, tejedoras, realizadoras de adornos y embellecedoras de mujeres – todas posiciones asociadas con la feminidad. En breve, en la comunidad zapoteca, el género no es binario, pero quizás los papeles de género todavía sean binarios. 

Tomando un papel femenino en su vida social y económica, los muxes afirman los estereotipos sexuales en la comunidad zapoteca así como la sociedad mexicana. No es cierto que los muxes no quieran optar por otras profesiones en pueblos o ciudades desarrollados en la región. Más bien, afuera de la comunidad zapoteca en Juchitán, los muxes enfrentan discriminación en la sociedad mexicana que frecuentemente no tolera el tercer género. No solamente pierden el respeto y amor en su comunidad, sino también no se permiten ir a la escuela si se visten de mujeres, obtener oportunidades de trabajo, y muchos menos puestos políticos. Debido a la modernización, aunque la homofobia en la sociedad mexicana ha disminuido durante los últimos años, a los muxes les faltan oportunidades económicas. En 2019, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) lanzó el Plan de Acción de Diversidad, orientado a fomentar la inclusión de la población LGBT+, personas con discapacidad, afrodescendientes y el desarrollo con identidad de los pueblos indígenas, pero necesitamos esperar algún tiempo si puede ayudar a la comunidad de muxes (Plata, 2019).

Otro tema que merece nuestra atención es el efecto que el movimiento LGBT ha hecho en la formación de la identidad para muxes jóvenes. Los muxes con sus ritualidades como Fiesta de las Intrépidas y show travesti se han notificado por los periódicos, que hace a más muxes andar vestidas de mujer en público. Además, debido al movimiento LGBT y al avance de la tecnología, muchos muxes jóvenes desean ser completamente mujeres, un fenómeno inalcanzable anteriormente. Porque los muxes quieren la atención de otros hombres que – de acuerdo con los estándares modernos de belleza – quieren que los muxes tengan buen seno y puedan tener sexo, los muxes desean ajustarse a mismo de acuerdo con estas expectativas. Es decir, no solamente desean “ponerse implantes para tener senos”, sino también “operarse los genitales para volverse una mujer de verdad, para sentirme más bonita, para que los hombres me miren” (Miano Borruso, 2010). Interesantemente, para los muxes, ser transexuales rechaza su papel tradicional porque técnicamente elimina el “tercer género”. Por eso, el movimiento LGBT puede reformar la identidad de los muxes y cambiar la dinámica familiar si estos muxes se casan con otros hombres y dejan a sus padres.

En resumen, para los zapotecas, la falta de la discriminación de género no es igual a la falta de los papeles de género. Es decir, el muxe no es un género fluido sino un tercer género frente a muchos retos. Aunque los muxes se separan de los hombres y las mujeres, necesitan ajustarse de acuerdo con las expectativas sociales, incluso los estereotipos de género.

 

Bibliografía

Emmanouela Varoucha. (2014). La identidad de género, una construcción social. Revista Cultural. http://revistamito.com/la-identidad-de-genero-una-construccion-social

Gabriel Plata. (2019). Muxes: El Tercer Sexo de México. Banco Interamericano de Desarrollo. https://www.iadb.org/es/mejorandovidas/muxes-el-tercer-sexo-de-mexico

Marinella Miano Borruso. (2010). Entre lo local y lo global. Los muxe en el siglo XXI. XIV Encuentro de Latinoamericanistas Españoles : congreso internacional, Sep 2010, Santiago de Compostela, España. pp.2447-2464. 

Marinella Miano Borruso. (2001). Género y Homosexualidad entre los Zapotecos del Istmo de Tehuantepec: El Caso de los Muxe. IV Congreso Chileno de Antropología. Colegio de Antropólogos de Chile A. G, Santiago de Chile.

Mónica Cruz. (2017). Muxes: una comunidad en Oaxaca desafía los conceptos tradicionales de la identidad y el género. El País. https://verne.elpais.com/verne/2017/01/31/mexico/1485834145_612368.html

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