Junto con otros objetos artísticos e históricos, esta pieza de artesanía zapoteca se encuentra en Castillo de Chapultepec en la Ciudad de México, que solía ser el palacio real en la etapa colonial pero se convirtió en el Museo Nacional de Historia.
Esta estatua describe un zapoteca con dos pelotas en sus manos. Viste la capa con las protecciones en el hombro y un yelmo elaborado encima de su cabeza. Podemos ver que hay plumas de colores diferentes en su yelmo, pero las rayas azules, naranjas y verdes han desaparecido después de mucho tiempo. El yelmo también contiene dos partes que sobresalen de las orejas que se parecen a los aretes que sirven propósitos defensivos. El hombre viste un una pieza en forma de caracol en su cuello que es más grande que un collar u otras formas de decoración. Ahora, tal vez estéis curiosos, ¿qué es esta figura que combina los elementos estéticos y defensivos? No puede ser un guerrero porque no explica las pelotas ni su yelmo extraño. También no puede ser un obrero porque la decoración en su yelmo es demasiado elaborada.
En realidad, esta figura es un jugador del juego de pelota que era un deporte con connotaciones religiosas jugadas en muchas regiones mesoamericanas. Sabemos que a los zapotecas especialmente les fascinaba el deporte porque hay un sitio llamado Monte Albán que se localiza a 8 kilómetros de la ciudad de Oaxaca de Juárez. Las reglas de este juego no se conocen, pero investigaciones arqueológicas demuestran que la meta de este juego era mantener la pelota en juego y dejarla pasar por el aro de piedra en vertical. A los jugadores, como este representado por la estatua, no les permitían usar las manos y los pies. A pesar de las variaciones del juego, la versión jugada en la zona de Monte Albán permitía a los jugadores golpear la pelota que pesaba 4 kilogramos (o 9 libras) con la cadera, codos y rodillas.
El contexto del juego nos explica por qué el jugador viste la prenda decorativa y defensiva. Específicamente, los expertos argumentan que el yelmo representa un trofeo para los ganadores que no solamente incrementaba la reputación del jugador, sino que también lo protegía de la pelota pesada. Los protectores del pecho llamados palmas también servían estos dos propósitos, así que el peso enfrente del pecho de la figura parece tan pesado como vistoso.
Según esta fuente, los zapotecas adoptaron el juego desde los mayas alrededor de 200 a. C. se discute que el juego tenía importantes aspectos rituales y los principales partidos formales del juego de pelota eran eventos rituales, que podían incluir el sacrificio humano de los cautivos de la guerra, los criminales, o los esclavos. Por otro lado, el deporte se jugaba también de manera informal, para la recreación de los niños e incluso de las mujeres. Tiene una influencia tan grande que muchas personas, no importa si son zapotecas o no, en Oaxaca siguen jugando a algunas variaciones del juego. De hecho, existen equipos que lo practican tanto en estados del centro, sur y sureste de México como en países centroamericanos como Belice y Guatemala.